El castigo corporal es una practica frecuente en muchos países (Isaza, 2011). En Colombia, por ejemplo, se reveló que el 41% de las mujeres dijeron que sus parejas castigan a sus hijos con golpes, mientras que el 22% usan nalgadas (Isaza, 2011). Del mismo modo, según Isaza (2011), el 47% de las mujeres admitió haber usado golpes para castigar a sus hijos, mientras que el 34% dijo haber usado nalgadas.
La crianza positiva consiste en educar a los niños cultivando las habilidades y actitudes que son esenciales para la vida, siempre desde la bondad, el respeto y el amor incondicional (Ruiz, s.f.). Es importante que los padres conozcan este tipo de crianza y los efectos negativos de los castigos físicos, ya que, la crianza respetuosa permitirá a los niños respetar a los demás en la adultez (Bezzi, 2019). A través de la crianza positiva, según Ruiz (s.f.), se puede ayudar a los hijos a sentirse importantes y valiosos, lo que hará que estos sean felices, maduros y respetuosos, con habilidades para resolver conflictos, colaborar y ser humanos responsables.
Por otro lado, es importante recalcar que, en muchos casos, los adultos recurren a castigos físicos y a castigos humillantes y degradantes, porque fueron sometidos a estos durante su niñez (Isaza, 2011). Los padres justifican este tipo de maltrato usando expresiones como “a mi me pegaron y no me traumaticé” (ICBF, 2020). Indudablemente, la mayoría no tiene la intención de dañar a sus hijos, antes bien, buscan su bienestar. Sin embargo, según Isaza (2011), los padres desconocen el impacto de este tipo de educación.
Los castigos corporales y los insultos se definen como aquellas conductas que afectan a los niños y violan su derecho a la vida, porque atentan contra la salud física y mental de estos, asimismo, vulneran el derecho a ser protegidos de todo tipo de violencia (Isaza, 2011). Además, según Isaza (2011), transgrede el derecho al desarrollo debido a que causan daños emocionales como baja autoestima, resentimiento, miedo, tristeza, soledad y abandono.
De la misma manera, golpear o castigar a los niños no les enseña como lidiar con sus sentimientos o comportamientos, sino que les enseña a tenerle miedo a las reacciones de los adultos (Bezzi, 2019). Cuando las cosas se hacen porque lo dijeron los padres, el aprendizaje suele estar restringido, porque no hay un dialogo después de la conducta, los niños solo aprenden a asumir, obedecer y seguir ordenes (Ruiz, s.f.). Las primeras experiencias afectan, en gran medida, la vida social y profesional, asimismo, ayudan a promover un buen desarrollo mental y físico (Bezzi, 2019). Por esta razón, según Bezzi (2019), es esencial brindarles a los niños un entorno bajo en estrés y estimulación positiva.
En el mismo orden de ideas, muchos de estos son el resultado del uso de golpes que causan dificultades en la comunicación entre padres e hijos (Isaza, 2011). Les enseña a ser víctimas haciéndolos más vulnerables al abuso, de igual modo les enseña que la violencia es aceptada en la sociedad para resolver conflictos (Isaza, 2011). Además, obstaculiza el desarrollo de la autonomía, es decir, impide que el ñiño actúe por convicción y no por que alguien le dijo que hacer (Isaza, 2011). Esto está relacionado con la falta de reflexión sobre las reglas y sus valores para la convivencia (Isaza, 2011). Al igual que, según Isaza (2011), les dice que seguir las reglas es solo para evitar ser castigados, no porque les ayudan a entenderse en la sociedad.
Por el contrario, otros castigos pueden incluir la privación de privilegios, realizar alguna acción para corregir lo que se hizo mal y permanecer en la habitación por un período corto de tiempo sin salir de allí (Isaza, 2011). Para facilitar el uso de la crianza positiva es importante el manejo de las restricciones y las consecuencias, ya que, si existen normas claras que sean se explicadas previamente a los hijos, será más fácil identificar su cumplimiento y manejar sus violaciones (Isaza, 2011). De igual modo, según Isaza (2011), es importante que en el caso de incumplimiento se propongan sanciones de corta duración y consistentes.
De manera anólaga, se deben se determinar las normas y restricciones de acuerdo con el nivel de desarrollo de los hijos, ya que estas promueven el progreso social, emocional y moral (Isaza, 2011). En el mismo orden de ideas, los padres se deben enfocar comportamientos positivos en lugar de aquellos negativos (Isaza, 2011). Esto permitirá que se establezcan relaciones, así como también ayuda a fomentar la autoestima de niños y puede prevenir la mala conducta (Isaza, 2011). Por último, según Isaza (2011), es importante la comunicación familiar, donde exista la posibilidad de escuchar y reflexionar sobre los hechos positivos o negativos.
Por: Juliana Eljach Sotomayor
Universidad CES
Asesora: Liliana Calderón PhD
Referencias
Bezzi, M. (2019). Qué es la "crianza positiva" y cómo puedes usarla para ser "firme pero amable" con tus hijos. Obtenido 3 Septiembre 2020, de https://www.bbc.com/mundo/noticias-50382249
ICBF. (2020). Crianza positiva ¿cómo empezar a aplicarla en ocho pasos?. Obtenido 3 Septiembre 2020, de https://www.icbf.gov.co/mis-manos-te-ensenan/crianza-positiva-como-empezar-aplicarla-en-ocho-pasos
Ruiz, J. (s.f.). ¿Qué es La Crianza Positiva? Obtenido 4 Septiembre 2020, de https://www.crianzapositiva.es/que-es-la-crianza-positiva/
Isaza Merchán, L. (2011). Obtenido 3 Septiembre 2020, de http://www.infocoponline.es/pdf/CRIANZAPOSITIVA.pdf
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