La autoestima se puede definir como una valoración, con fuertes connotaciones emocionales, que la persona atribuye a la representación de sus atributos (Rubilar & Sapia, 2011). Esta es una emoción construida socialmente, por lo que está fuertemente influenciada por los antecedentes culturales (Rubilar & Sapia, 2011). Esta involucra las actitudes, las emociones, los sentimientos, las vivencias y los pensamientos que la persona recibe a lo largo de la vida (Panesso & Arango, 2017).
El concepto mencionado anteriormente se diferencia del autoconcepto, principalmente en que, el último, es la acumulación de los elementos que utilizan los seres humanos para describirse a si mismos. Esto se da según su cultura, las costumbres, los modales, el idioma, el entorno, las personas con las que interactúan, entre otros (Panesso & Arango, 2017). En el mismo orden de ideas, de acuerdo con Rubilar & Sapia (2011), el autoconcepto se puede definir como la percepción descriptiva que la persona tiene de sí misma, en otras palabras, según Panesso & Arango (2017), es la forma en que la persona se da a conocer a si misma ante los demás.
La autoestima se comienza a desarrollar desde una edad temprana y depende de las relaciones con los demás (Regader, s.f.), sin embargo, esta se continúa estimulando a lo largo del ciclo vital (Kids Health, 2018). Esta depende de la autoimagen y de la autoeficacia, y se expresa a través de las emociones y sentimientos (Regader, s.f.). En el mismo orden de ideas, de acuerdo con Rubilar & Sapia (2011), la información de sí mismo se basa en la retroalimentación que brindan las personas importantes, que, en los primeros años de vida, son los padres.
En otras palabras, la autoestima es el resultado de la percepción del entorno (Rubilar & Sapia, 2011). Por esta razón, es de suma importancia que los padres conozcan acerca de la autoestima infantil ya que estos son las personas mas influyentes en la vida del niño (Rubilar & Sapia, 2011). Dicho de otra manera, de acuerdo con Rubilar & Sapia (2011), la familia es el primer trasfondo que constituye la autoestima y tiene una especial influencia en las primeras etapas del desarrollo humano.
En el mismo orden de ideas, es fundamental que la familia fomente, en la crianza, estrategias para incentivar una buena autoestima en sus hijos (Regader, s.f.). Verbigracia, la aceptación y el apoyo incondicional son útiles para desarrollar y fortalecer la autoestima positiva de los niños (Rubilar & Sapia, 2011). De manera anólaga, algunas de las cosas que los padres pueden hacer para fomentar una buena autoestima son, conforme a Regader (s.f.): ser un modelo para seguir, poner límites y normas, demostrar amor incondicional, pasar tiempo de calidad, entre otras.
De acuerdo con Martínez (2018), la autoestima, en la adultez, juega un papel de suma importancia en la vida en general, pero mas concretamente, en las decisiones. En el mismo orden de ideas, conforme a Panesso & Arango (2017), esta influye en el estado de ánimo, en el compromiso y en la iniciativa de las personas cuando realizan diversas actividades que necesitan o desean realizar.
En el mismo orden de ideas, la autoestima positiva esta relacionada con una mejor salud mental y un mayor bienestar (Rubilar & Sapia, 2011). Los estudios realizados, demuestran que la autoestima positiva, esta relacionada con las habilidades sociales, la capacidad para trabajar en equipo, la tolerancia y un buen manejo del estrés, la satisfacción con la vida, la cooperación, la flexibilidad, la adaptación al cambio, la consistencia, entre otros (Rubilar & Sapia, 2011). Por otro lado, en consonancia a Kids Health (2018), los niños con una buena autoestima se sienten aceptados y valorados, confiados y orgullosos de sus habilidades, entre otros.
De forma opuesta, la baja autoestima, o algunos de sus aspectos, se relacionan con síntomas de depresión, tristeza, celos, alteraciones dificultades en áreas como el académico, comportamientos agresivos y violentos, entre otros (Rubilar & Sapia, 2011). Desde otra perspectiva, conforme a Kids Health (2018), los niños con una baja autoestima se sienten inferiores a demás niños, piensan que fracasan más de lo que triunfan, se critican a si mismos, les falta confianza, entre otros.
A modo de cierre, cabe enfatizar que, los cuidadores, a su vez, deben promover su propio cuidado y autoestima, ya que son los mejores modelos para seguir de su hijo (Aldana, 2019). Sin embargo, a medida que el niño va creciendo, se van incorporando otras figuras significativas como lo son profesores, amigos, compañeros del colegio, hermanos, entre otros (Rubilar & Sapia, 2011).
Por: Juliana Eljach Sotomayor
Universidad CES
Asesora: Liliana Calderón PhD
Referencias
Aldana, R. (2019). 12 maneras de fomentar la autoestima infantil - La Mente es Maravillosa. Obtenido 1 Septiembre 2020, de https://lamenteesmaravillosa.com/12-maneras-de-fomentar-el-autoestima-infantil/
Kids Health. (2018). Desarrollar la autoestima de su hijo (para Padres) - Nemours KidsHealth. Obtenido 1 Septiembre 2020, de, from https://kidshealth.org/es/parents/er-esteem-esp.html
Panesso Giraldo, K., & Arango Holguín, M. (2017). Vista de LA AUTOESTIMA, PROCESO HUMANO. Retrieved 1 September 2020, from https://revistas.udea.edu.co/index.php/Psyconex/article/view/328507/20785325
Regader, B. 10 estrategias para mejorar la autoestima de tu hijo. (s.f.) (Obtenido 1 Septiembre 2020, de https://psicologiaymente.com/desarrollo/estrategias-mejorar-autoestima-hijo
Rubilar, J., & Sapia, L. (2011). Parentalidad y autoestima de los hijos: Una revisión sobre la importancia del fortalecimiento familiar para el desarrollo infantil positivo. Obtenido 1 Septiembre 2020, de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4046016
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